ROCK PARA LA BANDA

Los estigmas siempre nos han llevado a la curiosidad social y siempre se han reflejado en la cultura, sobre todo cuando se vuelve popular; el rock urbano tomó este mote desde el estigma mismo, que comienza cuando Rockdrigo González realiza una crónica urbana desde la creación e interpretación de sus canciones, las que tenían alto contenido citadino.
Las narrativas urbanas siempre podrán ser vistas desde diversas caras, desde diferentes perspectivas, pero el rock urbano se ha convertido en la voz de aquellos que no empatan con discursos efímeros o con crónicas simplistas a noción de historietas animadas, el discurso urbano es “neto” es “real” y dentro de esta tribu se conjuntan otras sub tribus que siempre serán vistas con el estigma que los medios de comunicación paternales siempre les han puesto.

Actualmente, esta tribu esta en una regeneración, un reencuentro con la tribu misma, una nueva identidad, una nueva integración, que siga siendo neta pero adaptada a los nuevos tiempos, una neta que los haga olvidar que son obreros de la maquinaria, que son esclavos de esos mounstros que nos dan de tragar, que la música se vuelve en una válvula real de escape, en donde no nos alcanza la lana pero nos da la tertulia por enamorarnos, por besar, por coger y por qué no, hasta para soñar.

La tribu urbana puede ser cualquiera que haya vivido largas horas dormitando en el metro de la capital, quien levante la cara y se encuentre sumergido por una nube densa de smog, por alguien que se tiene que inventar crónicas para tocarlas con su lira y atreverse a cantarlas en el camión, esa es la tribu urbana, un sector de esta sociedad que nunca ha desaparecido, siempre ha estado y que la segmentan por la música que escuchan.

Música que esta hecha de la banda para la banda, con la que se identifican, con la que les hace pensar y hasta les enchina la piel cuando los escuchan en vivo. Las condiciones han mejorado, claro que si, de hecho ya hay grupos que viajan al gabacho y llenan foros que los mismos Rolling Stones han llenado. Es una filosofía que el mexicano crea en él, por eso también siempre estamos con los símbolos patrios urbanos. Nel, no son ni la virgen ni la selección nacional, no, son símbolos de raza, de banda, de pertenencia, o eres o no eres, pero al fin y al cabo la música es la que nos contextualiza en un momento y en un lugar determinados y por eso es que nos volvemos parte de esa sombra urbana, en realidad, esta tribu, como nos mencionan, somos todos los que conformamos esta ciudad y sobre todo los que hacemos de este movimiento musical un bastion de defensa en pro de lo que queremos combatir y por lo que buscamos, tener un sueño, tener un amor, una pasion o simplemente un momento en la ciudad.