jueves, 10 de septiembre de 2009

EL NIÑO ATORMENTADO


Por Héctor Juárez

Tu comportamiento en el escenario contrastaba con tu forma de ser fuera de éste. En escena, eras un tipo desmadroso, destructor, gritón, capaz de ser considerado el portavoz de una generación, en pocas palabras te divertías como un niño en un parque; abajo, dicen, eras retraído, callado, tranquilo. Obviamente nunca te conocí en persona ni lo haré, pero el leer sobre ti, escuchar tus canciones y entender algunas de las letras de las mismas, me dieron la impresión de que la fama no estaba hecha para ti. Ella te llegó de repente, sin avisar, y fue tan grande que no supiste enfrentarla ni manejarla. ¿Por qué? Quizá, y me aventurare a crear este juicio, fue porque nunca dejaste de ser ese niño de siete años que sufrió mucho por el divorcio de sus padres, aquel que envidiaba a sus compañeros de escuela por tener, lo que llamabas, una familia perfecta, conformada por padre y madre (esto, tú lo confesaste alguna vez). Intestaste refugiarte en la música, y en un principio te divirtió y hasta formaste una banda con nombre de broma (Fecal Matter o Materia Fecal). Y seguiste por ese camino, divirtiéndote y al mismo tiempo desahogándote con los acordes de tu guitarra. Después, tomaste más en serio la música y formaste otra banda, su nombre hoy mundialmente famoso, Nirvana. Y a partir de aquí el infierno, el calvario de ser descubierto por Geffen Records, MTV y toda una serie de medios que explotaron tu imagen y tu música hasta el cansancio. Obvio también te gustó, pero con el paso de los días, te diste cuenta que eso no era lo tuyo, te espantaba ser el centro de atención, te aterraba que miles, quizá millones, te idolatraran y te adoraran. Y todo por ser el mismo niño atormentado de siete años que siempre anhelo cariño y comprensión.
Hay quienes te llamaron cobarde por quitarte la vida, hay quienes te hicieron mártir, existen otros que tararean tus canciones sin tener idea que quien eras y hay quienes se preguntan qué sería de ti en estos tiempos tan superficiales y carentes de sentido y compromiso musical.
Tu cuerpo era de adulto, pero tu corazón era de niño, porque sólo así se puede explicar que te enamoraras de Courtney Love (un niño noble que no reconoce la maldad). Tu adicción a las drogas, también demostró que buscaste formas de evadir tu realidad y verle el lado amable, pero esto y lo antes mencionado, te llevaron al abismo, te encontraste en un callejón sin salida, a ser ese niño que necesita de sus padres para sentirse protegido. Hoy, a catorce años de tu partida sigues siendo el niño más admirado del rock. Sirvan estas líneas como un pequeño recordatorio

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